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El espacio político que llevó al poder al mandatario boliviano denunció que el gobierno impulsa una maniobra judicial para inhabilitar a Evo Morales de cara a las presidenciales de 2025

La dirección nacional del gobernante Movimiento al Socialismo de Bolivia (MAS) rompió con el presidente Luis Arce y adelantó que si busca la relación deberá hacerlo por otra fuerza política, además de exigirle la renuncia para que en caso de postularse no tenga la ventaja de competir desde la jefatura del Poder Ejecutivo.

La crisis interna que comenzó hace meses en el frente gubernamental se profundizó todavía más el fin de semana cuando el expresidente Evo Morales denunció que el bufete de abogados del ministro de Justicia, Iván Lima, defiende a una empresa que le demanda al Estado unos US$ 35 millones.

Ante la afirmación, Lima anunció que iniciará un juicio por difamación en contra del exmandatario, que mantiene el control de la estructura del MAS y cuyos seguidores interpretan la intención del funcionario como “una amenaza” y una “maniobra judicial” para intentar inhabilitar una posible candidatura de Morales de cara a las elecciones de 2025.

“Con esta alta traición, imposible que el partido la base vaya a permitir que pueda ser reelecto como candidato presidencial en las primarias. Tendrá que buscar su propia estructura política, hacer su propio partido, su agrupación. Se rompió todo”, afirmó Gerardo García, vicepresidente del MAS durante una conferencia de prensa en La Paz, la capital del país.

García, además, enfatizó que si Arce quiere buscar otro mandato “está en su derecho”, pero sostuvo que por una “cuestión moral debería renunciar” a la Presidencia. “Vamos a exigir que cualquier que quiera ser candidato, estando en ejercicio de la presidencia, seis meses antes debe renunciar”, declaró el dirigente.

El pronunciamiento de la conducción partidaria pone en evidencia la ruptura total del MAS con el Gobierno. A las sucesivas críticas de Morales se sumaron cuestionamientos a sus actitudes de parte de funcionarios cercanos a Arce, lo que alejó a ambos sectores, que los medios locales denominan “evistas” y “renovadores”.

La división también se refleja en la Asamblea Legislativa, como durante el debate sobre la destitución del ahora exministro de Gobierno Eduardo Del Castillo, cuando el sector referenciado en Morales apoyó la iniciativa de la oposición y votó por su alejamiento, un duro golpe para Arce en medio de denuncias por supuestos actos de corrupción.

Lima, por su parte, consideró que las palabras de Morales ya llegaron “al límite”, que se excedió al señalar que existe un plan para anular sus posibilidades de volver a la presidencia y le recomendó que “busque un buen abogado”.

“Evo Morales, después de haber sido presidente dos veces conforme manda la Constitución, debería respetar la Constitución y no insistir en ser nuevamente candidato. Respete la Constitución señor Morales y definitivamente actúe con ética”, insistió Lima en declaraciones a una radio de la capital boliviana.

La crisis interna en el MAS tuvo entre diciembre y enero pasados otro clímax. Fue cuando la dirección del partido expulsó de sus filas a 12 legisladores del ala de los “renovadores” que apoyaron la posición del gobierno central de acordar con las autoridades de los departamentos de Cochabamba y Santa Cruz la realización del censo nacional en marzo de 2024.

La fecha del procedimiento, que determina el reparto de recursos entre las regiones del país y que debe hacerse cada 10 años, derivó en que Morales afirmara que Arce promovía el regreso de una “democracia pactada” y en la inmediata división del bloque oficialista en dos bancadas separadas: evistas y reformadores.

Durante la conferencia, García afirmó que todavía tenía “la esperanza de dialogar y resolver diferencias en el MAS”, aseveración que obstante relativizó al insistir en que “con la amenaza del otro sector de buscar la inhabilitación electoral de Morales” y reiterar que “se rompió todo”.

(Con información de agencias)

EL OBSERVADOR