¿Presidente a los 81 años? Lula busca demostrar que puede hacerlo mejor que Biden
BrasilEl presidente brasileño baraja presentarse a la reelección por cuarta vez en 2026, aunque oficialmente asegura que «es pronto» aún para pensarlo
Luiz Inácio Lula da Silva está convencido de algo: él no es Joe Biden. Postularse en las presidenciales de 2026 por séptima vez en su vida para buscar ser el jefe de Estado de Brasil por cuarta ocasión le parece, a los 81 años, perfectamente posible. Esa apuesta no tiene por qué terminar en una debacle política, como fue el caso del estadounidense, experiencia que Lula siguió azorado y preguntándose por qué no cedió el testigo a Kamala Harris mucho antes. Lula cree que él es diferente, y lo hace saber desde la cinta de correr de un gimnasio.
«A mucha gente le gusta estar sentada, pero el ser humano precisa mover su cuerpo», dice el presidente, sin dejar de correr, en un vídeo subido a su cuenta de Instagram. «Porque nuestra longevidad depende de nosotros. Ustedes saben que yo hablo todos los días de que quiero vivir hasta los 120 años. Por eso, a los 79, estoy corriendo para demostrar que nada es imposible. ¡Levántense, corran, anden, hagan musculación, que así van a vivir mucho más!»
Alguien que se propone vivir 120 años difícilmente piensa en el retiro a los 81. Lula, que el año pasado fue operado tras un fuerte golpe en la cabeza y vistió durante varias semanas un sombrero Panamá hasta que cicatrizó la herida, sigue siendo hoy la mejor alternativa del Partido de los Trabajadores (PT): no hay ninguna otra figura en el partido que se acerque al peso y popularidad de un hombre que, básicamente, lleva más de 30 años en una campaña electoral sin pausas. Y que hoy vive en estado de euforia, impulsado por su esposa, Janja, 31 años más joven y profundamente interesada en la política.
«Es pronto para pensar en ser candidato en 2026», declaró hace pocas semanas Lula, en una frase que está lejos de contener toda la verdad.
«Entre los miembros del partido, la confianza en que Lula no renunciará a su candidatura se deriva de dos observaciones. La primera es que el lulismo sigue siendo un campo mucho más amplio que el petismo [en referencia al partido]», señaló recientemente O Globo. «La segunda observación es que Lula sigue mostrando un enorme interés por la política y le resultaría muy difícil abandonar sin más el juego del poder. Un miembro de la dirección del PT dice que está seguro de que Lula se muere por ser candidato y que sueña con ampliar el margen del presidente más longevo de la historia en un régimen democrático».
El optimismo y las ganas de Lula no dejan de llamar la atención si se observa que su popularidad está en los niveles más bajos que se recuerden. La inflación de los alimentos y la crisis de Pix, un popular medio de pago electrónico, llevaron esa cifra al 29%, según una reciente encuesta de Datafolha, pero el PT confía en que de ahora en más llegue la recuperación, sobre todo si se tiene en cuenta que, enfrente, la derecha debe resolver qué hacer ante un Jair Bolsonaro que será enjuiciado como líder de un intento de golpe de Estado y que este domingo lideró una marcha en Sao Paulo reclamando la amnistía ante 55.000 personas. ¿Insistir hasta el final con una candidatura o preparar ya otro nombre? ¿El de Tarcisio de Freitas, gobernador de San Pablo, quizás? Es el nombre más claro, aunque el gobernador haría bien en cuidarse del cantante de sertanejo Gusttavo Lima, al que las encuestas dieron recientemente prácticamente empatado con él, con un 13% de intención de voto. Lula, bien arriba, exhibe un 30%. El 44% nunca votaría a Bolsonaro, y el 42% jamás lo haría por Lula.
¿Hay algo más allá de la polarización extrema que plantean Lula y Bolsonaro? Las terceras opciones suelen florecer en Brasil por poco tiempo y marchitarse a más tardar en las elecciones, pero el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, aspira a ser el año próximo ese tercer hombre, aunque las encuestas no lo favorecen demasiado por el momento.
«Nuestro objetivo es tener un proyecto alternativo, con el mejor nombre, con el mejor cuadro que se revele para ello, en el momento oportuno que se defina para las elecciones de 2026», afirmó Leite, figura del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), al que de socialdemócrata le queda poco y nada, muy lejos de aquel que llevó dos veces a la Presidencia a Fernando Henrique Cardoso, a sus 93 años totalmente retirado de la vida política y social.
Mientras corre en la cinta y piensa en vivir 120 años, Lula busca que avancen las prospecciones petroleras en la desembocadura del Amazonas, proyecto al que se opone su ministra de Medio Ambiente, Marina Silva. Al presidente le da relativamente igual: está convencido de que desarrollar económicamente esa región le puede aportar votos clave. Votos en 2026, claro.
EL MUNDO